lunes, 14 de diciembre de 2009

Alf

No es que me haya tirado a las drogas, por ahora me sobra con el alcohol. Tampoco he perdido la cabeza lo suficiente como para creer en los marcianitos ni pensar que soy de Melmac, tampoco hay tanta crisis como para incluir a los gatos en mi dieta. Nunca me gustó aquella serie de marcianos que fastidian la vida a la típica familia media estadounidense, pero nos ha servido de inspiración a Jamc y a mi.

Dentro de nuestro propio universo de La Pera, la empresa, los botellones y charlas que se alargan en las frías noches de sábado, series terribles de serie z o películas de Antonio Resines. Pues dentro de todo este microcosmos hay un personaje secundario que aparece en contadas ocasiones y al que llamamos Alf. Nuestro Alf es un vecino de al lado de La Pera, es un hombre que supongo que aun no ha llegado a los sesenta, creo que soltero, que ha vivido toda la vida bajo la influencia de su madre. Desde que fui pequeño hasta la muerte de su madre, mas o menos hace un año, la mujer estuvo enferma, débil o algo parecido, porque estaba todo el día sentada en la mesa y sin salir a la calle, por lo menos yo no me acuerdo de verla. De pequeños cuando jugábamos a la pelota a Alf y a su madre no les hacía ninguna gracia. Siempre que se nos colaba el balón en cualquier casa íbamos nosotros pero si se colaba dentro de casa Alf mandábamos a mi madre, aunque como nos daba mucho miedo nos andábamos con cuidado que no cayese allí. Siempre me dio miedo aquella mujer aunque casi no la vi. El misterio, no salía a la calle y no había ruido en aquella casa, pero la luz siempre estaba encendida.

Si ya les molestaba cuando jugábamos al balón, con mas años y mas viejos menos gracia les hizo que nos dedicásemos a poner música y a pegar voces. En las primeras navidades que íbamos por la Pera ALf se dedico a decir que no hiciésemos ruido que había gente enferma, pero no se refería a su madre si no a otros vecinos, nos dio igual porque seguimos a lo nuestro, el resto de vecinos no nos dijo nunca nada. Alf siempre le decía esto a gente que no iba mucho por allí, porque a mi nunca me dijo nada. Otro año nada mas empezar a llegar gente dijo que se había muerto un vecino, vaya bola, seguimos a lo mismo. El colmo fue un día que solo estábamos hablando y entro allí como Pedro por su casa y echo una bronca típica de gente que esta mosqueada por nada. No le hicimos caso, seguro que se dio cuenta que se paso. Así que entre esto y que su madre estaba cada vez mas débil dejo de molestar. Otro año si que murió la madre de una amiga y no pudimos ir de fiesta en unos días. Pero cuando fuimos nadie de la familia de la difunta nos dijo nada malo. Los únicos vecinos que se han quejado han sido los de la otra pared, pero porque no se explicaban que hiciésemos ruido en la parte de arriba. Casi todos los lectores ya sabéis que en la parte de arriba de la casa hay unas vigas de hierro para que no se caiga el techo, pero los que suben por primera vez no lo saben y se dejan los cuernos, los que son un poco mas altos las narices.

Pasando los años se fue relajando, hasta que llegó una Nochevieja en la que nos juntamos para almorzar Abreu, Jamc y yo. Estábamos calentando nuestros restos de la cena en una lumbre hecha con botellas de fanta quemadas cuando a traves del muro que separa los patios de la Pera y la casa de Alf aparece el vecino con unas tijeras de podar. -Año nuevo con todo el mundo de resaca o aun borrachos y este tío ya esta podando- muy sospechoso. Cuando ya pensé que la bronca era inminente empieza a hablar de buenas maneras y a hacer las típicas bromas a los borrachos que se niegan a dormir la mona. Abreu habló con él mientras Jamc y yo nos esperábamos a que nos dijese algo malo. Como el ambiente estaba mas relajado me quede pensando, un hombre en un muro al que solo se le ve de la cintura para arriba, y se mueve de forma extraña, este tio es Alf. En cuanto se lo dije a Jamc le hizo bastante gracia. Le podíamos haber puesto el nombre de cualquiera del barrio sésamo o cosas por el estilo pero a las diez de la mañana del 1 de Enero no esta la cabeza para muchas invenciones. De vez en cuando y cuando nos dan unas cuantas horas de mas en irnos a dormir aparece Alf, aunque sin sus tijeras, para repetirnos las mismas frases. Seguro que estas navidades si se nos vuelve a pasar la hora nos saluda

No hay comentarios:

Publicar un comentario