miércoles, 20 de febrero de 2013

El oro de la corona

He tenido el blog abandonado, para volver he decidido hacerlo con algo de alegría, algo que me proporciona satisfacción y buenos momentos: las joyas de la corona, en este caso se puede decir que es la corona en si, las joyas no serían posibles sin la existencia de la corona.

Con la dichosa crisis encima no se atisbaba una nueva joya. De nuevo en tiempos de crisis no solo económica, también creativa, no solo mía, los diseñadores automovilisticos también tienen su parte de culpa, y los directivos de las compañias mas aun, vaya precios. Los coches de ahora no suelen ser de mi agrado, es entonces cuando se acaba volviendo al clasicismo o al recuerdo. Así que viendo que los coches nuevos quedan cada vez más lejos hemos, sí no solo yo, decidido que lo mejor es mirar al pasado, evocar recuerdos.

Sin ser mucho de recordar, que mejor recuerdo que la primera vez, que monte en coche, el coche que tenia mi padre cuando nací: Así pues en lugar de buscar coche nuevo, en casa hemos decidido buscar uno igual a aquel en el que crecimos y aprendimos las normas y técnicas básicas de conducción. En lugar de buscar un coche nuevo con todos los avances propios de la segunda década del siglo XXI hemos vuelto a las antiguallas de los años 80 del siglo anterior. Ni airbag, ni barras de seguridad en las puertas; nada de potencias desorbitadas, nada de consumos reducidos, ni mínima contaminación. Al contrario, cada vez que arranca la nueva joya queda en el ambiente un humo negro tirando a grisáceo, que nos transporta a años de carretera nacional, cuando se conducía de verdad. Vías de doble sentido, con camiones de paja mal cargada. Conductores solidarios, puestos de naranjas y botijos en cada gasolinera; las autovías eran un sueño europeo, los coches insonorizados una utopía. Volveremos a recordar la infancia en la carretera, jugando toda la familia, un radiocassete que funcionaba poco o nunca.  Tendremos que buscar algún audio de Juan Manuel Gozalo presentando la radiogaceta deportiva de RNE. Paradas a vomitar por la electricidad estática y las curvas. Frío cada vez que en invierno se abre una puerta, o se baja una ventanilla y minutos u horas para recuperar el calor.

Así pues ya tenemos nuestro flamante Seat 131 2500 diesel. Bastante conservado para tener veintisiete añazos en sus espaldas. Esta poco usado en comparación con el que tuvimos en la familia. No es exactamente el mismo modelo pero puede pasar por igual para los no expertos. Ahora lo afinaremos un poco, no mucho, para poder hacer kilómetros por las pocas carreteras nacionales o regionales que quedan, si no las buscaremos. Ya no quedaran puestos de naranjas, los botijos hace tiempo que pasaron a la historia. El mapa es solo para nostálgicos.

Pensando en donde ir, he pensado que las autovías facilitan la comunicacion pero impiden el contacto. Cuando paseo por una carretera nacional y al lado la autovía se ven bares y restaurantes que fueron, gasolineras estancadas en el día que el ministro de turno inauguro el tramo de turno. Pueblos que perdieron el esplendor en beneficio del transporte privado,

Pasado más de un año desde que adquirimos la nueva joya, la corona, hemos realizado cientos de kilometros, más de cuatro mil, no esta nada mal en un coche de casi treinta años. Le hicimos un mantenimiento mas por gusto que por necesidad y puedo decir que el dinero no lo da la felicidad. La gente me ha llegado a parar para explicarle de donde lo he sacado, de lo bien conservado que esta, he llegado hasta a pasar miedo pues aunque el modelo en sus inicios era una berlina familiar con el tiempo y debido a su robustez acabo siendo más coche de quinquis y gitanos que los utilizaban hasta reventarlos, No quiero ni quisiera que alguno de estos últimos personajes lo viese y le gustase rememorar alguna de sus andanzas y lo destroce. Hay veces que me da vergüenza hasta parar a repostar, pues la corona suele ser el centro de atención de la gasolinera, salvo que haya cerca algún deportivo de gama alta.

Por cierto que la corona,como debe ser es de color dorado, aunque nos hubiese gustado más que fuese verde como era nuestro coche originario, no se puede tener todo.