domingo, 6 de septiembre de 2009

Filosofía

La vida sigue y hay que volver a la normalidad. Unos dias antes del 14 de Agosto hubo una tormenta de verano, bueno copiando a Jandro del Hormiguero -no se si llueve mucho o poco, pero hay un señor metiendo parejas de animales en un barco-. Cayó la de dios en un minuto. Mi hermana se dejó un libro al aire libre y quedo algo mojado. Me acorde de otro libro al que le ocurrio lo mismo y por las mismas fechas más o menos pero, de hace nueve años: El libro VII de la República de Platoón, sí suspendi filosofia para septiembre y tuve que repasar la lectura y los apuntes añadidos sobre el libro. Esta entrada la dedicaré a la filosofia

Varias veces he intentado acercarme a la filosofía, todas ellas he desistido, no es para mí. Seguramente sera porque casi todos los profesores que he tenido de filosofía eran algo especiales. Aparte de los profesores otras veces me he interesado por la filosofia para nada. Hace muchos años, supongo que cuando Miguel Angel Blanco y todo aquel rollo mi padre se compró un libro de Fernando Savater: "Las preguntas de la vida". No es que le diese por preguntarse por la vida sino que como Savater se hizo popular por su enfrentamiento a ETA mi padre se intereso.E s un libro de introducción a la filosofía, dos o tres veces he intentado leerlo pero no puedo, me supera, solo consigo buenas siestas. La primavera pasada compre otro ensayo medio filosofico en el circulo de lectores. Otro toston que tenia mas comentarios y bibliografia que contenido en si, tambien acabo en un rincon.

Los profesores de filosofía que he tenido son algo especiales:

La primera profesora era una señora que tendría cuarenta y pocos, tenía bastante pasta y como se aburría en casa se dedicaba a darnos clase para pasar el rato, todo el mundo decía que cogía las bajas coincidiendo con la SemanaFfantástica del Corte Inglés. El año que me dio clase parece que se alargo la Semana Fantastica porque cogio la baja para todo el curso un poco despues de Navidad y ya no volvio hasta el curso siguiente. No recuerdo mucho de su calidad como docente, solo me acuerdo de la prueba aquella de las copas y las caras y el perro de Paulov.P or cierto me dio clase el primer trimestre de tercero de BUP

Las semanas siguiente a que cogiese la baja di las mejores clases de filosofia: hora libre para ir a jugar al futbol en las pistas del patio. Pero se acabaron las horas libres cuando nos mandaron a otra profesora "Sustiputa", asi se piensa con dieciseis años. Primero todos nos pusimos en su contra, nos había chafado las horas libres. Pero poco a poco fue tomando el mando. Yo tuve un principio realmente malo con ella, me robaron la mochila unos dias antes de que llegase y cuando empezó a dar clase no se que pensaria de mi, cuando vio que durante dias no llevaba libro, supongo que me tomo por el macarrilla de la clase. Al final el mangui que me robo la mochila la dejo en la puerta de un club deportivo para que me la devolviesen, hay que ser pardillo para robar una mochila de un adolescente. Una vez apareció el libro llego el turno del primer examen. A mitad del examen tuve un ataque de diarrea. La llamé como pude, para no llamar la atención, -no me encuentro bien-. Seguro que pensó: todos los días sin libro y ahora quiere escaquearse el examen. Respondio -si te vas ahora no vuelves a entrar, te quito el examen-. Mi cara estaba cambiando del blanco de los retortijones al rojo, apunto de explotar por aguantar la materia marrón. Todo lo bajo que puede y casi sin aire le dije -llevatelo, me voy que me estoy cagando-. Antes de que dijese nada estaba suspirando de alivio en el baño: por una vez había papel. Lo siento por ser grosero pero desde el último pobre al rey todos tienen algun dia diarrea. Con el paso de los dias se fue dando cuenta que era un chaval normal, solo tuve unos dias malos. Al final hasta coincidio varios dias en el kiosko con los que nos quedabamos a clases de francés.

El cuarto profesor no se si considerarlo profesor, fui de oyente hasta que me harte de oir tostones filosoficos. Era un señor que tendría algo menos de sesenta tacos, profesor de toda la vida al que le daba todo bastante igual, era algo socarron. Como no, tambien tuve un leve roce con él. Cierto dia la clase degeneró en meterse con los de Albacete. Cuando el profesor se dio cuenta que en el aula podria haber gente de allí decidio preguntar, por si alguien se habia sentido ofendido. Levante la mano, le cambio la cara, pero como era perro viejo no perdió la calma, me pidio disculpas y procuro seguir la clase con normalidad. Aunque hubo algunas risas, supongo que me pondrian algun mote, me dio igual como solo iba a unas cuantas asignaturas no hice muchas migas con los aquellos estudiantes, era el horario nocturno y la mitad no se enteraban de nada.

La tercera profesora de filosofia la tuve en COU, la dejo para el final porque tiene maá miga. Al principio me cayó bien. Iluso de mi creí que con ella podria interesarme por la filosofia clásica, craso error. Poco a poco me di cuenta de que era una extremista. A la menosr ocasión atacaba a los hombres, casi sin venir a cuento, ademas jugaba con ventaja porque en la clase eramos seis o siete tios y veititantas tias, sí, daba gusto y había verdaderos pivones. Se las daba de antisistema porque iba en bici al instituto, porque no se tintaba el pelo y se las daba de no ser consumista, pero no dudo en clavarnos un libro que había escrito para hacer el comentario de texto de la Selectividad. Como buena funcionaria no dudo en cogerse una semana de vacaciones entre Fallas y Semana Santa, para ir a Israel con su hija, nos conto luego, -he quedado tan impresionada-. Tambien se las daba de independencia académica. Contaba que estuvo en un instituto privado que dejó porque desde direccion le instaban a subir las notas de los alumnos adinerados. Qué debio sentir cuando en septiembre le dijeron que querian quitarnos de enmedio a los que teniamos alguna asignatura pendiente, llegaba la LOGSE y no quieran tener que crear un grupo de COU en el siguente curso, así que debía hacer la vista gorda, donde las dan las toman.

Al principio de curso viendo que los chichos nos sentabamos todos en la última fila tuvo la brillante idea de cambiar la disposicion de los pupitres. Hariamos un cuadrado, dejando en medio un hueco para que ella circulase si le daba la gana. De nuevo la picardía adolescente se impuso, Como el aula era de escaso tamaño en uno de los lados hicimos dos filas. Habia por tanto un cuadrado de pupitres y en uno de los lados dos filas, de nuevo todos los chicos escondidos en la segunda fila. Le debio de sentar como el culo ver que no habia ni un solo chico delante de ella. Como venganza hizo rodar los puestos para que todos estuviesemos delante de ella alguna vez durante el curso. El dia que me tocó sentarme en la mesa de al lado de la suya le dio un ataque furibundo contra los hombres. Esta vez atacó los tubos de escape de nuestros ciclomotores. Hablaba como si estuviese riendose, pero con esa sonrisa de enfado que tienen algunas personas. Me miraba directamente a mi, mas bien me daba la sensacion de que me atacaba, a mi que por entonces era el terror de los viejos con el ciclomotor de mi hermano trucado al maximo para hacer un ruido lo mas estridente posible. Para dajarlo resumido su conclusión era que cuanto mas ruido hacian nuestras motos más pequeño teniamos el pene. Me hubiese gustado rebatirle sus argumentos, pero no tengo ni tenia capacidad de discusión, ella no tiene testosterona para sentir lo que yo siento cuando escucho el sonido de un vehiculo a motor acelerando y tercero eran tan extremista que creo que no hubiese admitido otra cosa que no hubiese sido darle la razon.

Otro bonito día, que me toco sentarme en la mesa justo enfrente de la suya, me mando leer un toston de Rousseau. Empece a leer mal y a ponerme nervioso, cada vez que levantaba la vista y la veia con sus ojos fijos en mi me ponia mas nervioso. Emepezo a decir que no sabía leer y continuo a cada parrafo que leí. Al final termino por leer ella. No le discuto que no llevaba razon en que un chaval con diecisiete años no sepa leer, pero hay formas de tratar a la gente y mas cuando esta en un mal momento, más viniendo de alguine que esta para enseñarte, no para hundirte. Con otra profesora me paso lo mismo años antes y me ayudo a superar el nerviosismo del momento de la lectura. Hasta los compañeros se dieron cuenta que se habia pasado de la cuenta porque nadie me hizo ninguna broma.

Pero el peor día de todos fue el 8 de Febrero. Estabamos tranquilamente leyendo otro toston roussoniano, chicos en la segunda fila. Se oye llamar a la puerta y aparece el conserje. Era un hombre algo gordo pero bastante gracioso y alegre, pero esta vez tiene semblante serio, mira una nota y dice -¿Pascual Segovia Martinez?- levanto la mano, -Recoge tus cosas, te vas- Todo el mundo mirando, recojo mis cosas, antes de que termine la profesora eleva la voz ¿-Por qué le haces caso?, ¿preguntale por qué te tienes que ir?-, sin hacerle caso termino de recoger mis cosas y salgo por la puerta de atras. La profesora corre hacia la otra puerta para cortarme el paso en el pasillo. Enfadada, ya en el pasillo le pregunta al conserje, que no sabe donde meterse. -¿Por qué se tiene que ir?, por su entonacion parece querer decir -voy a preguntar yo lo que tu no tienes valor-. El pobre conserje con miedo responde -Se ha muerto su abuelo-. Estuvo callada mi paso , no dijo nada, mi odio hacia ella se volvió inmenso. En el viaje desde Valencia a Albacete le conte lo ocurrido a mi padre, me dijo que si tenia vergüenza y educacion me debería pedir perdon, no lo hizo, desde entonces solo dejo de mirame con aquella cara con la que me miraba Hacía ya muchos dias que le habiamos puesto un mote "Filosoputa". Cada vez que la he vuelto a ver por Valencia supongo que se habra acordado bien de mi, yo no le he dicho nada, solo la he mirado con aquella cara de odio con la que la mire aquel dia.