viernes, 6 de mayo de 2011

Cara de tonto

Aunque estar en paro no es la mejor situación del mundo tiene la ventaja de tener algo de tiempo libre. Si a esto añado un poco de buen tiempo y el dinero justo para dos depósitos de gasolina ya tenemos un bonito día para pasear en moto. Con las ganas por las nubes pues el cambio climático ha provocado un invierno de los de antes, me pongo la equipacion: bolsillos bien cerrados para no perder nada, el pantalón ajustado a las botas para que no entre el aire, pues a velocidades legales aun hace frio, el mapa con las zonas a visitar repasado, el casco bien abrochado para evitar sustos, los guantes ajustados. Todos los candados, pinzas y demás artimañas quitadas para evitar que los amigos de lo ajeno se apropien de la moto. Llega el momento de subirse y darse cuenta de que la rueda de atrás esta pinchada, mi gozo en un pozo. Da la casualidad de que hoy están limpiando el garaje, no podía ser otro día. El operario de la limpieza me mira con cara de lastima, después de ver el ritual de preparación, no hace falta mirarse al espejo para saber la cara que se me ha quedado: cara de tonto.

Aunque tengo todo el tiempo del mundo he perdido la inspiración y no se me ocurre nada mejor que contar. Me gustaría escribir sobre otras cosas pero la final me tengo que limitar a aquello que me ocurre o me ha ocurrido, en esta entrada las veces que se me ha quedado cara de tonto, seguro que hay algún icono amarillo, smiley, que lo ilustra muy bien, no voy a buscarlo. Todos tenemos ocasiones en las que se nos queda cara de tontos, a falta de nada mejor que escribir voy ver que sale en esta entrada.

No tuve una adolescencia difícil, nunca fui conflictivo, lo única locura que hice fue comprarme una guitarra, desde que a los doce años escuche Metallica siempre quise tocar la guitarra, y no es que sea difícil, es cuestión de paciencia y de práctica. Se que algun día aprenderé, por el momento de vez en cuando le hago ruido, pero algún día cuando viva solo y no me de vergüenza que me vean practicar lo conseguiré. Me compre la guitarra en el mes de Julio, cuando acabaron las vacaciones y volví al instituto hable con un amigo de mi hermano que ya tenía cierta técnica, me dijo que lo mejor era que fuese a dar clases, -uy que mal rollito- después de unas semanas en las que no me apetecía nada ir apuntarme a clases de guitarra le pregunte de nuevo al amigo. Con toda la ilusión del mundo le fui a preguntar, le pregunte que donde las daban, me dijo que era justo al lado del instituto pero que no me iban a aceptar, que a él un par de días antes ya le habían dado puerta, le pregunte el por qué y me invito a asomarme a una de las ventanas desde las que se veía la "academia musical" era una casucha vieja, que daria la impresión de que se estaba cayendo a cachos, si no fuese porque la estaba tirando una grua, al parecer en los albores de la burbuja inmobiliaria alguien había pensado que estaría bien hacer pisos junto al instituto. Adiós a mi aprendizaje guitarrístico. Si hay y había mas academias pero no me apetece nada salir todos los días con la guitarra a cuestas. Al año siguiente de comprarme la guitarra había que salir de quinto. Yo que ya lo he escrito antes soy mas de seguir el camino marcado que de abrir nuevas sendas me deje guiar por el resto de compañeros. Desinhibidos por el alcohol y una espesa niebla decidimos hacer una hoguera digna, esto es conocido por la gente del pueblo, pero decimos hacerla con la primera leña que vimos, pues con la niebla nadie nos veía, cualquier cosa que viesemos era nuestra pues nadie nos vería cogerla, ya que no ve veía a mas de dos metros. Después de ver tantas cosas resulta que cogí la cogorza de mi vida y no vi la hoguera, que cosas hay que ver. Una vez apagada la hoguera llego el momento de asumir la responsabilidad de nuestros actos, pagar la leña, mi padre me dio un puro lamentable por varias razones. Como fuimos tan pardillos de coger toda la leña del mismo montón, siguiendo con los símiles simples: no hay que ser un lumbreras para saber que hay que coger leña de muchos montones para que no se note, pues yo no lo había pensado nunca. Luego siguió la bronca en que porque tuvimos que robar la leña: hubiese bastado que cada uno hubiese cogido algo de su casa, así nos hubiéremos ahorrado problemas. Después de la bronca pensé que seria mejor aceptar el castigo. En este caso el señor ultrajado en su leña decidió que le pagásemos algo por la leña robada, asi que le pagamos dinero, no todos, yo le puse mil pesetas, seis eurazos, al fondo común. Después de pagados tuve que responder a mi padre la pregunta: -¿como ha acabado la cosa de la leña?-, -le hemos dado algo de dinero-, -como eres tan tonto de darle dinero con los montones de leña que tenemos, le hubieses llevado un poco y sobra-. Días después mi padre se cruza con el ultrajado, de nuevo me vuelve a dar su opinión sobre el caso: Como eres tan pardillo de pagar nada por una tontería así. Al final no se cual es la posible moraleja del tema solo se que a cada cosa que hacia por arreglarlo me aumentaba la cara de tonto

Otras veces también me ha pasado lo mismo: Haces alguna trastada, sin consecuencias físicas ni económicas, bronca y consecuencias, y luego pasados unos días de tener la conciencia intranquila descubrir que casi se mofan de ti. El típico ejemplo que si sales mucho: - es que no tienes casa- y si hace días que no sales, tus amigos por ahí y tu aquí todo el día. ¿En que quedamos?

Otras de las causas es la informática. Todo funciona correctamente, todo fluye y de repente nada funciona, vete tu a saber porque la cosa ha dejado de funcionar, con un poco de suerte solo es que el programa en cuestión ha dejado de funcionar "finalizar ahora" "esto es embarazoso" dice el Mozilla Firefox, -es una mierda-, con un poco menos de suerte aparece el pantallazo azul, si no hay suerte no se sabe que ha ocurrido pero ya nada funciona, la pantalla se queda negra y yo la única solución que encuentro es llamar al amigo informático para que trate de solucionarlo. Con el tiempo he descubierto que es tirar tiempo tratar de arreglarlo lo mejor es desmontar y llevárselo a casa, él que lo entiende, por que yo no pillo una. Siempre digo lo mismo, cuando la moto se pincha se ve que la rueda esta sin aire, pero cuando pincha el ordenador no se por donde hay que mirar, ni que hacer, ni nada de nada. Supongo que la informática no sera un mundo imposible pero a mi me cuesta horrores.