viernes, 26 de marzo de 2010

Respuesta segura

Suenan los primeros acordes de una canción de Los Suaves, como no me gusta mucho decido cambiarla del radio cd del coche de mi padre, como a tientas no encuentro el botón he de mirar la radio. Antes de que mi vista llegue al radiocd me quedo mirando las ruletas del aire acondicionado, algo no va bien, levanto la vista: el coche va directo al guardarrail de la mediana, instintivamente giro el volante y el pierdo el control. El coche, creo, solo roza el guardarrail izquierdo, ahora va directo contra el derecho, se para el tiempo, agarro firmemente el volante, las milésimas de segundo parecen segundos, un impacto contra el guardarrail, piezas que vuelan por los aires, el capó que se arruga como un papel y la nube blanca del airbag que lo oculta todo en eternas décimas de segundo, hasta que el coche poco a poco se para y por suerte en el arcen de la carretera. "Deja ya de llorar mi amor, pues también las tormentas y el agua sufren desengaños a veces", no he conseguido pasar la canción.

Durante un tiempo son las leyes de la física las que rigen los designios del automovil, y no el volante ni los pedales. En estos momentos me acuerdo de Carlos Sainz y Luis Moya en su Subaru allá por el año 1995, cuando están a punto de perder el mundial de Rallys -La cagamos Luis-. La gente dice que cuando tiene una experiencia así ve pasar su vida por delante, otros que se acuerdan de los seres queridos, los hay que gritan o se acuerdan de Dios, yo solo pensé que era cuestión de tiempo de que cayese sobre mi la ira del ser más poderoso que conozco: mi padre, esta vez con razón. En este mínimo espacio de tiempo no tuve miedo, no vi que fuese a acabar mi vida, no me dio miedo el impacto, no creí que nadie vendría por detrás a rematarme solo me agarre al volante y deje que todo se tranquilizase, esperar a que el vehículo se detuviese por si solo.

Una vez que todo pasó, la grúa se llevó el coche, yo me metí en un taxi de vuelta a casa y llegó el momento de pensar en lo sucedido fuera de la tensión inicial. El señor taxista después de contarle lo sucedido me dijo que podía dar gracias a dios. El señor de la grua dijo más o menos lo mismo, pero yo en ningún momento vi que me fuese a ir a para el otro barrio. A parte de esto y fuera de las creencias de cada uno, Dios el taxista, Ala el gruista, yo preferiría dar las gracias a otros colectivos mas terrenales: los señores ingenieros de la Volvo y los ingenieros de caminos. A los primeros por estudiar y analizar cada accidente que tiene un coche Volvo en Suecia para hacer coches lo más seguros posibles. De aquí viene directamente el titulo de la entrada: Respuesta segura era el eslogan o la frase que acompañaba en los noventa todos los anuncios de Volvo, nunca hasta este fatidico día pensé que la pondría en práctica. Menos mal que no llevaba un Peugeot 205 cuya frasecilla era: "contigo hasta el fin del mundo".

Para el colectivo de los ingenieros de caminos las gracias por el peralte justo de la curva, la colocación de los guardarrailes de la forma tan perfecta que ni el coche salio dando vueltas de campana ni se empotro contra la cuneta de forma directa, cosa que hubiese cambiado totalmente el resultado. También hay que dar gracias a los señores del mantenimiento que supongo que no hace mucho cambiaron el guardarrail porque estaba nuevo. Cosa diferente será el hipotético día que me caiga con la moto y no haya un guardarrail doble y me parta en trocitos, entonces si sigo con vida seré yo o si no mis familiares se acordaran del ministerio de fomento que no tuvo fondos para poner el guardarrail doble y no el sencillo como hay en la mayoría de carreteras.

Lo que sí que se ha hundido a números negativos es mi orgullo de conductor, aunque sean cosas que le pueden pasar a cualquiera a mi me sabe muy mal haber tenido un accidente por un descuido. En mi casa me han dicho que no me sienta culpable, pero yo no puedo evitarlo, es un fallo imperdonable, no ha habido daños personales, salvo un quemazo en la barbilla por rozar el airbag. Me siento muy mal por haber destrozado el coche, seguro que quien lea esto se lo va a tomar un poco a guasa pero para mi el coche era un poco una parte más de mi, me siento como que le he fallado. Después de trece años al servicio de la familia voy yo y lo jubilo por un descuido tonto, el pobrecillo no se merecía ese final. Aunque fuese una maquina sin sentimientos, aunque mi padre llevase tiempo pensando en cambiarlo cada vez que piense en él me acordaré que por mi culpa no llego al desguace por jubilación si no por muerte, causada por mi culpa. Aviso a navegantes que no era solo un coche para mí era algo más.

Aunque tenga el orgullo de conducción por los suelos no voy a dejar de conducir, es más a las pocos horas ya estaba conduciendo y sin miedo. Seguiré montando en moto, seguiré paseando en coche cuando tenga ganas de estar solo y quiera oír música con el volumen por las nubes. Como no siento que haber estado cerca de la muerte no voy a cambiar mi carácter, por mucho que haya quien diga que estoy vivo de milagro, de nuevo me reafirmo yo no vi tanto peligro como afirmaba el gruista. Así, hay gente que después de accidentes asi cambian su carácter yo seguiré tal cual con los mismos defectos, no me voy a volver más simpático, no aprovechare cada momento como si fuese el último, no diré te quiero a la gente que que estimo porque ya lo saben y lo demás son cursiladas, lo único que haré sera comprar siempre coches con los mandos de la radio en volante para no tener que desviar tanto la mirada, por supuesto intentare comprar siempre Volvo.

Tampoco me siento después del susto como David Coulthard, el ultimo o penultimo gentleman de la Formula 1. Cuentan los rumores que mientras los jovenzuelos dormían o jugaban a la Play Station para relajarse en la noche anterior a la carrera, David dormia a la vez con varias de las modelos que pululan en las pistas. Este piloto tambien era único en otras facetas, como pintarse el pelo del color de su coche, platino, o subirse al podio del Gran Premio de Monaco con un capa de Superman. Antes de empezar una temporada sufrió un accidente de aviación en un jet privado, creo que fue el único superviente, las siguientes carreras fueron las mejores de toda su carrera deportiva porque se sentía inmortal, el piloto no sentía miedo y buscaba con mayor facilidad los limites de su coche y los suyos propios. Este no es mi caso porque no soy amante del riesgo, no me la voy jugando por ahí, ni con el coche ni con la moto ni en otras facetas de la vida.