domingo, 13 de junio de 2010

Una carrerita

Primera semana de examenes de Junio, hace casi un mes que no piso el campo, la viña podada y el huerto labrado, el resto de tareas se las dejo a mi padre. En mi casa se piensan que llevo una vida similar a la de una vaca en el establo, del cuarto a la mesa y viceversa, como un cerdo en la gorrinera. Así que mi padre un buen día me despierta, el reloj no marca aun horas: esta durmiendo, por la ventana solo entra algo de luz artificial, me insiste en que vaya a correr un rato, hay que hacer algo de ejercicio físico.

Con pocas o ningunas ganas busco ropa cómoda, algo fácil: el 90 por cien de la que tengo, unas zapatillas que cuando las compre estaban en la sección de running. Las distingo de otras por sus agujeritos para ventilar el pie ¿no?. El mp3, por suerte con la batería cargada, música con guitarras aceleradas y ritmo de batería elevado, todo lo alejado que se pueda de Ismael Serrano. Al salir a la calle solo hay un policía local que esta multando a un coche por aparcar en zona de carga y descarga, -se fastidie usted señor agente, le han hecho madrugar tanto como a mí-, lo siento por el multado. Ando unos minutos para ir calentando, llego al punto de iniciar la carrera, primeros pasos acelerados y ya me siento estúpido. El primer sprint con calma ,aunque se acaba de hacer de día ya hay demasiada gente, aumentan los niveles de estupidez, aunque son casi todos jubilados que no se porque extraña razón están tan pronto levantados. Después del primer sprint parece que las piernas aguantan y lo que aun es más extraño el corazón me permite seguir el ritmo pues aun no me falta el aire. Dos sprints más y poco a poco lo único que entra y sale de la boca es saliva. Si ya se que hay que inspirar aire por la nariz y dejarlo escapar por la boca pero no llego a tanto: es el momento de volver, el tramo siguiente andando y luego otro corto sprint. Como no pierdo el sentido y aun mantengo la cabeza alta puedo mirar a los vehículos a motor que van por la carretera paralela y hacer una estadística mental: solo dos motos dignas de reseñar: una Honda VFR y otra bonita CBR con la decoración del West Honda Pons Team, muy bonita. Otra cosa que reseñar solo una chica bonita, las chicas bonitas están acostadas porque dormir mantiene la belleza. Peor los días siguientes, me llama con la misma convicción pero esta vez me propone, a la fuerza, ir a correr a la orilla de la playa, a parte de correr en arena suelta hay que evitar el agua.

Varías veces a lo largo de los años mi padre me ha hecho la misma jugarreta: obligarme a correr. Unos años atrás casi fue catastrófico: pues en lugar de ser Miércoles era la madrugada del Sábado al Domingo y la playa estaba llena de gente que salía de una discoteca, que vergüenza, menos mal que era de pastilleros acabados que no se tenían de pie y nadie me dijo nada. Cada pocos años mi padre me dice que me voy a poner hecho un cerdo si no hago deporte y me invita a hacer ejercicio, pero en cuanto pasan unos días lo dejo, no es que me canse o me entren agujetas, tampoco es que tenga un nivel físico mínimo o en negativo; tampoco es que correr sea un esfuerzo físico insufrible, simplemente no me motiva lo veo una tontería, me siento idiota corriendo así que me canso y dejo de salir a correr. No estoy muy acostumbrado a hacer ejercicio físico de forma continuada, pero si se lo que es cansarse, pero mas del tipo continuo como cuando estas todo el día sin parar en el campo, o cuando ayudé en casa de peón de albañil todo el día haciendo hormigon. Tampoco me siento un viejales como dicen muchos de los amigos -ya no tengo el mismo aguante- pues yo siento que tengo más. Seguro que es porque dosifico, porque nunca he sido de los que lo hacen todo a lo burro. Ahora mientras escribo esto también me siento un poco ridículo pues parezco un ciclista que se dosifica al principio de una gran vuelta, cuando en realidad solo he ido a correr 40 minutillos dos o tres veces.

No me veo yo corriendo, tampoco critico a los que lo hacen es su forma de hacer ejercicio físico, supongo que ellos verán como una tontería que yo me gaste el dinero en gasolina. Yo prefiero quemar calorías de otra forma, andando por ejemplo ya he escrito alguna vez que muchos días en lugar de salir de clase y subirme al bus me doy un paseo, ya dije que en parte es para evitar coger el bus cuando va lleno y por relajarme un poco después del mi mino estres de las clases. Un poco se aclaran las ideas dando un paseo. Hay veces que pienso que los choferes de los autobuses me conocen y no se explicaran como es que hay semanas que cojo el autobús en una parada distinta cada día. También pienso que si estuviese en Londres me tendrían controlado, pues dicen que es la ciudad con mas cámaras de vigilancia, aquí en Valencia no hay muchas, aunque no es un tema que tenga controlado. Algo que si tengo controlado son unos cuantos coches y motos dignos de reseñar, aunque no creo que guste mucho al lector. Pero aquí un poco reside el secreto de que por mucho que coma no engorde, pues si casi todos los días laborables ando unos cuarenta minuntos que ya es algo de ejercicio, algo es menos que nada.

Cuando sale por la tele gente en forma o incluso cualquier conocido lo que mas que impresiona no es que estén en forma por el hecho de cuidarse sino por su constancia. Lo admiro de la gente que hace deporte continuado, a parte de que no se sienten ridículos como me ocurre a mí, es esa tienen la fuerza mental o la capacidad de aguante que yo no tengo. Será por sentirme estúpido o porque no me gusta, pero en pocos días lo dejo. Hacer ejercicio físico es sano y todas esas milongas: aumenta la esperanza de vida y fortalece el corazón, los músculos, al sudar se queman calorías y se adelgaza, se segrega adrenalina y se evitan las depresiones, pero a mi no me gusta.

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